En la actualidad estamos atravesados por el Efecto Hamburguesa. Se denomina con ese curioso nombre a la utilización de hectáreas en la selva brasileña por parte de las grandes empresas productoras de carnes que transforman esos bosques húmedos en pastizales para tener ganado vacuno. La mayor parte de esa materia prima está destinada a la elaboración de Hamburguesas.
Es imposible no reconocer el éxito que tiene este plato a nivel mundial. También es inevitable disociar este manjar con los afamados locales de comidas rápidas que se asientan en distintas partes del mundo. Las Hamburguesas son casi un símbolo de la cultura norteamericana caracterizada por consumir alimentos de paso que no requieran demasiada elaboración y pueden comerse en poco tiempo. Parece que este maravilloso invento hubiera nacido en esas tierras. Sin embargo, la historia nos permite corroborar que este clásico tiene una historia mucho más rica rodeada de aristas que la hacen más entretenida aún.
Algunos amantes de la gastronomía tienden a pensar que la Hamburguesa nació en cuna alemana ya que su nombre se debe a la ciudad de Hamburgo. Justamente, los marinos de esa ciudad fueron los encargados de llevarla a las tierras de Nueva Jersey donde comentaban asombrados sobre un filete de carne molida que los había capturado en el Siglo XIX. El éxito fue rotundo: EE.UU lo adaptó, lo popularizó e hizo un culto de ese plato. Pero antes de que los alemanes y los norteamericanos disfrutaran del placer de saborear ese manjar, otras civilizaciones tuvieron el privilegio de probarlo.
Muchos siglos antes, las tribus mongolas le suministraban a sus jinetes unos bollos de carne molida que obtenían de la caza de animales proveniente de una travesía por los pastizales de Rusia. Al picar la carne y realizar esos bollitos compactos lograban que el alimento rindiera más y sirviera así para mantener a más personas. Se dice que ese plato rudimentario es el antecesor de las actuales Hamburguesas.
Con este concepto de ahorro, rapidez y poca cocción combinado con sabor, este plato se difundió en diferentes partes del mundo que rápidamente la adoptaron como parte de su cocina. El paso del tiempo hizo que se le incorpore a la carne diversos ingredientes que le aportaban un abanico de sabores.
Para elaborar hamburguesas tradicionales se necesita tan sólo carne picada en forma de filete que puede ser fritada o cocinada a la parrilla. Muchos chefs le incorporan al bollo de la preparación perejil, ajo, pimienta y otras especias. En caso que este manjar se prepare en sandwich se le suele agregar hojas de lechuga, rodajas de tomate, aros de cebolla y láminas de queso.
El ingenio hizo que se tomara la Hamburguesa de carne original y se elaboraran otras versiones vegetarianas, de soja, de pollo o de cerdo de acuerdo a los ingredientes que se tuvieran a disposición o del gusto del comensal.
Más allá de que este plato no pertenezca al inmenso listado de creaciones argentinas nuestra sociedad disfruta ante la presencia de este manjar. Sólo nos queda hacerle honor a este clásico, prender el fuego y ponernos a cocinar.
Correcciones:
ResponderEliminarBuen posteo de la sección, aunque partís de un buen dato que no está bien enganchado con el resto.
Releer siempre.