lunes, 29 de agosto de 2011

Fondo de olla





  • El cantautor Iván Noble lanzó el quinto CD de su carrera como solista, La parte de los ángeles. Además del tinte romátinco, el nombre del disco hace referencia a una leyenda escosesa sobre el Whisky. Una nueva muestra de que la música y la cocina, en todas sus vertientes, son dos aliadas inseparables. Conocé las intimidades de este mito



  • Los amantes de la cocina japonesa saben que el tatami es imprescindible a la hora de comer. Pero además de ser protagonista en la gastronomía asiática, también es el causante de la Tatami terapia, una disciplina diseñada para chicos con hiperactividad. Interiorizate sobre esta curiosa práctica y conocé todos sus beneficios.




  • Si se habla de Veganismo, indefectiblemente pensamos en el inglés Donald Watson, inventor del término y gran divulgador de esta filosofía. Sin embargo, personalidades como Voltaire, Maestrio Plutarco, Ralph Waldo Emerson y George Bernard Shaw hacían culto del Veganismo mucho antes que Watson lo popularizara. Conocé a los abuelos y al padre de este estilo de vida derivado de la cocina vegetariana.

lunes, 22 de agosto de 2011

Los grandes inventos de la pastelería argentina

La birome, las alpargatas y la soda son algunas de las creaciones que nos adjudicamos los argentinos. Pero en la gastronomía también dejamos nuestra cuota de originalidad.



En los últimos días, un novedoso postre apareció en la carta de la confitería del club Boca Juniors para el asombro de todos los visitantes. El Fantasma de la B es la nueva creación culinaria argentina con la que los Xeneizes cargan a sus colegas de River por el descenso a la segunda categoría del fútbol local por primera vez en su historia.



Este manjar creado por el dueño de la confitería consiste en una porción de helado de crema americana acompañado de frutos rojos. Pero el ingrediente esencial lo aporta la salsa de frutilla que dibuja un fantasmita figurado sobre la bocha de helado.



Con tan sólo 20 pesos, los visitantes pueden deleitarse con este ejemplar. Lentamente, comer este postre se transformó en el primer peaje que atraviesan los turistas antes de visitar el museo Xeneize.



Pero si de originalidad se trata, basta con viajar imaginariamente desde La Boca hacia el sur del Gran Buenos Aires para encontrarse con el Postre Balcarce. Este manjar típico de nuestro país nació en una confitería llamada París, ubicada en la localidad que le prestó su nombre. Sus orígenes se remontan a 1950 cuando a Guillermo Talou, propietario del local, se le ocurrió combinar dulce de leche, bizcochuelo, nueces, batatas en almíbar, merengues, crema y coco en diferentes capas para darle vida a este postre. La receta original no contenía ningún aditivo químico, cualidad que lo hizo aún más atractivo.



A pesar que este manjar recorrió el mundo bajo el nombre Balcarce, en sus inicios se lo conoció como postre Imperial. Con los años, la marca y la receta se vendió a la empresa Postres Balcarce S.A que se encargó de rebautizarlo con el nombre con el que se lo conoce hoy en día.



En la actualidad, este manjar despierta pasiones en Argentina, Venezuela, Brasil, Paraguay, Chile, Panamá, Ecuador, Costa Rica, Colombia, Cuba, Guatemala y EE.UU. Este postre aprobó el examen de los paladares más exquisitos.



Mientras Talou elaboraba la creación en su negocio, la firma Bagley creaba las legendarias galletitas Chocolinas que al poco tiempo de su salida se instalaron definitivamente en los hogares argentinos. Debido al éxito inmediato, la empresa empezó a colocar en el dorso del paquete diferentes recetas que se podían realizar con esas galletitas. Gracias a esa iniciativa y un poco de marketing nació la inmejorable Chocotorta, infalible en reuniones, cumpleaños y casamientos.



La Chocotorta no necesita definición. Tampoco está bordeada por una historia o un anecdotario que resulte trascendental para reconstruir su historia. Alcanza con decir que consiste en un bloque informal de varias capas que se logran como resultado de la mezcla de las galletitas, queso crema y dulce de leche. El secreto no exige mucho más que eso.



Una de las principales ventajas de este manjar es que no requiere cocción y se puede elaborar con pocos ingredientes y un procedimiento sencillo.La Chocotorta nos resulta una comparación irresistible de sabores.
Pero si hablamos de manjares, no podemos dejar de mencionar el Postre Vigilante, otra creación de la que podemos hacernos cargo con orgullo.Seguramente nos cueste encontrar una delicia más sencilla que esta. Su elaboración tan sólo consiste en colocar una feta de queso cuartirolo con una rodaja de dulce encima. Ahí nace una controversia interesante: ¿dulce de membrillo o dulce de batata?








Muchos sostienen que la receta original se prepara con membrillo y que el que lleva dulce de batata en realidad se denomina Martín Fierro. En cambio otras versiones afirman que el verdadero vigilante lleva dulce de batata ya que el dulce de membrillo va acompañado por queso Mar del Plata. Lo concreto es que la combinación del queso y el dulce no es nueva. En Argentina se acostumbra comer un trozo de queso con algún dulce que varía según la región geográfica.



En cuanto a su origen y su nombre, el Postre Vigilante está rodeado de tabúes. La historia más popular indica que este manjar recibe su mote por a la denominación porteña del policía. De ahí nacen dos versiones. La primera indica que por la característica del plato, los policías del Siglo XX optaban por comerlo de pie. La segunda hipótesis afirma que su origen se encuentra en una cantina de Palermo donde solían comer los agentes de la zona.



Con tabués, estrategias, inventiva o folclore, la pastelería argentina está llena de creatividad, un ingrediente que resulta irresistible para cualquier paladar del mundo.




miércoles, 17 de agosto de 2011

Un comodín asiático

Está claro que la moda no sólo pasa por la ropa. La gastronomía también es un termómetro infalible de las nuevas tendencias.

En la última década, la cocina oriental resulta irresistible para los amantes de la buena comida. A partir de ese período se produjo el apogeo de sabores llegados desde Asia que le proveyeron a nuestro paladar una mezcla de texturas. En ese nuevo mundo de sensaciones y utensilios descubiertos por nosotros se infiltró el Wok, un amigo que a los argentinos nos agrada pero todavía no conocemos en profundidad.

El wok es un elemento muy tentador para todos los amantes de la gastronomía de vanguardia. Además de acercarnos a la modernidad, este utensilio se ajusta a la perfección a una de las principales falencias de las sociedades actuales: la falta de tiempo. Cocinar en un wok nos permite tener un plato delicioso en frente de nuestro ojos sin demasiada elaboración previa. El calor del fuego que acumula la vasija en su interior se distribuye de manera uniforme y suave por la superficie lo que permite que los alimentos se cocinen en una menor duración.

Además del atractivo que nos genera economizar tiempo, la cocina al wok suele ser muy vistosa. Los salteados de diferentes verduras son los predilectos en nuestro país pero este utensilio es multifacético. En él podemos cocinar también a fuego lento, al vapor, estofar o freír. Es ideal para preparar verduras y conservar su textura crujiente. También se pueden cocinar prescados, mariscos, carnes, fideos y salsas.

A pesar que esta herramienta nos resulta familiar, no está demás aclarar que el wok, conocido como Kuo en idioma mandarín, se trata de una sartén redonda y profunda que puede tener una o dos asas. Esta última viene con una tapa y una rejilla la cuál hace a veces de grill o de olla a vapor. Por lo general, esta vasija tiene un diámetro de 25 a 35 cm y una profundidad de 10 cm.

El wok sufrió varias mutaciones en los materiales pero siempre se respetó su forma. En el mercado podemos encontrar desde la clásica versión de hierro hasta los de acero laminado, acero inoxidable, esmaltados y de resina antiadherente.

Pero además de los materiales, la principal ventaja del wok es la parte cóncava de su interior. Esta forma nos proporciona una región de calor intenso lo que permite una cocción ligera. Además esta característica de profundidad nos da la posibilidad de emplear muy poco aceite y mantener así inalterables el color, la textura, el sabor y sobre todo los nutrientes, lo que hace que las comidas sean más saludables y livianas.

Como si esto fuera poco, su formato también permite remover los alimentos en distintas direcciones sin que exista peligro de que se desborde el contenido del sartén. Las paredes curvadas facilitan la posibilidad de que ningún alimento quede pegado en su superficie.

Todas estas características nos hacen pensar que se trata de un elemento nuevo en el mercado. Sin embargo, sus orígenes nos remontan al Siglo XII en China. Los campesinos y las amas de casa utilizaban cestas de bambú y cáñamo que colocaban sobre una olla de hierro (wok) y sobre camas de hojas de lechuga china. Su forma y tamaño les permitía a los pobladoras ahorrar aceite manteniendo los conceptos de comida saludable que siempre caracterizaron a esta sociedad. Hubo que esperar hasta el comienzo del Siglo XXI para que el wok atravesara las fronteras asiáticas para instalarse definitivamente en Sudamérica.

Todo parece fantástico. Sin embargo, a pesar del encanto natural que produce este utensilio, el wok está rodeado de tabúes que producen algunos desencantos en nuestra cocina argentina.

Una de las desventajas más notorias es que muy poca gente conoce cómo se emplea correctamente. Los manuales indican que el wok debe ser usado muy caliente y con una llama alta. Además es necesario precalentarlo durante un minuto. El secreto es colocar los ingredientes por los bordes revolviendo constantemente.

Por otro lado, cuando compramos un wok es necesario curarlo previamente. Esto requiere limpiarlo, untarlo con una capa de aceite y llevarlo al fuego hasta que quede bien negro. Un trabajo que muchos desconocen o prefieren obviar.

Otro factor que influye negativamente es el costo. Si bien la vida útil de un wok es extensa, los precios oscilan entre los 100 y 4000 pesos. Estos últimos son los sartenes de hierro profesionales, un lujo que sólo se permiten dar los especialistas de la materia o los fanáticos que tienen la fortuna de poder acceder a este utensilio.

Está demostrado que en nuestra sociedad, el wok es un elemento más de una moda importada muy lejana a nuestra realidad. Se trata de algo que se va a buscar en los restaurantes o shoppings pero no se apropia. A pesar del enamoramiento natural con la modernidad, el wok todavía espera en la puerta de entrada para ingresar en la vida cotidiana de los argentinos.