Siempre encontramos una buena excusa para tomar Helado. Pero es cierto que cuando se acerca el verano y el sol comienza a picar con más fuerza, las ganas de probar este manjar se acrecientan. Si resulta casi una misión imposible encontrar una persona que no lo conozca, aún cuesta más toparse con alguna otra que no le guste este postre.
El Helado resulta inoxidable al paso del tiempo. Como suele suceder con la mayoría de los platos clásicos cuesta encontrar una única versión sobre su origen. Lo que sí está claro es que para hallar sus inicios debemos remontarnos a tiempos muy remotos.
Muchos estudiosos de la gastronomía sostienen que este manjar se remonta a los romanos quienes preparaban un postre llamado Sorbete. Parece que Nerón era tan amante de esta receta que hacía traer nieve; la que mezclada con miel y fruta daba como resultado este plato. Sin embargo otros entendidos señalan que los chinos ya lo preparaban mucho antes utilizando un procedimiento similar.
Con el transcurso del tiempo, este postre se modernizó paulatinamente. Cada civilización a la que llegaba este manjar le aportaba su estilo propio. Se dice que Marco Polo fue el encargado de difundirlo en Italia. Luego, ese país fue el encargado de divulgarlo en todo el mundo por eso muchas personas le atribuyen a Roma la creación de este postre..
Pero para poder preparar este manjar dulce era necesario disponer de nieve para su conservación ya que las heladeras y los congeladores que facilitan esta tarea llegaron recién con la modernidad. Por esa razón, probar esta receta estaba reservada para la elite, generalmente reyes o personas vinculadas con la aristocracia.
Nuestro país pudo conocer el Helado recién en el Siglo XIX. Los primeros lugares en servir este plato dulce fueron el Café París, el Café de los Catalanes y el Café de las Armas. Debido a su éxito y su rápida expansión aparecieron progresivamente las múltiples heladerías encargadas de acrecentar el fenómeno.
Está claro que en la actualidad este postre ya no es como lo conocían las antiguas civilizaciones. Pero la esencia está intacta. Basta con mirar las carteleras de la infinidad de heladerías artesanales que tenemos a la vista para darnos cuenta de la amplia variedad que existe: desde los sabores clásicos para los más convencionales hasta los más sofisticados para los comensales más exquisitos. Pero también se encuentran los helados industriales que podemos hallar en los supermercados que poseen saborizantes artificiales y más conservantes que los anteriores. Pero más allá esta diferencia, la elaboración básica de este manjar cuenta con leche, azúcar, crema de leche y huevos. Los distintos ingredientes que le agreguemos determinarán el sabor que tendrá el producto final.
Elaborar un Helado está al alcance de cualquier persona que tenga ganas y que disponga de la materia prima necesaria. No dejemos pasar más el tiempo y pongámonos a disfrutar de esta delicia antes que se nos derrita.
Correcciones:
ResponderEliminarBien la sección, de nuevo.
Creo que arranca sin fuerza otra vez. Hay que partir de algo interesante o llamativo. También cerrar ahí.
Se termina el cuatrimestre. Te paso la lista de cosas que te faltan, según mis datos, para que te pongas al día cuanto antes: entrevista (con audio), nota desde un detalle, nota con opinión y nota de opinión, algún post con tabla, y lo que vimos de facebook (el post y subir el recuadro actualizado).
ResponderEliminarEl banner está bien, pero necesitaría definir mejor la tipografía para que no se confunda con el fondo.